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Dónde quiere Dios que yo esté

Era Gerente de una compañía que operaba en las Torres Gemelas. Durante el ataque terrorista algunos de sus colaboradores perdieron la vida.

Con voz temblorosa comenzó a relatar como algunos de sus compañeros de trabajo habían sobrevivido al ataque.

Todas las historias eran simples, pero de una profunda reflexión.

Contó que uno de los miembros de la compañía estaba vivo, porque había tenido que acompañar a su hijo por primera vez al colegio y eso hizo que llegara tarde.

Otro compañero salvó su vida porque ese día le tocó a él ir a comprar las donas para el desayuno, para todos sus compañeros de la oficina.

Pero la historia que más me impactó, fue la del hombre que ese día estrenó un par de zapatos. Casualmente su vehículo se estropeó cuando iba camino al trabajo y decidió ir caminando. Cuando ya faltaba poco para llegar a la oficina, no pudo soportar por más tiempo el dolor que los zapatos nuevos le producían. Se detuvo en una farmacia para comprar algo que aliviara el dolor de las rozaduras en sus pies. Y gracias a eso, ahora está vivo.

Así que ahora, cuando estoy atrapado en el tráfico, cuando espero un ascensor que nunca llega, o el teléfono al que llamo tarda en contestarme, me planteo la situación de otra manera.

Simplemente pienso: Ahora mismo, estoy exactamente donde Dios quiere que esté.

Tenlo presente y cuando pienses que lo que te ocurre no es justo…

Cuando pienses que las cosas no son como esperabas, ni como debían ser…

Cuando en tu vida se crucen contratiempos y contrariedades…

No te quejes, no temas, no te agobies, aunque las cosas se pongan feas y no tengas ni idea de cómo van a cambiar. Detente y piensa.

¿Crees que lo que te ocurre, es por casualidad?

 

«No hay mayor tranquilidad en la vida que saber que estamos exactamente en el lugar en el que Dios quiere que estemos en este preciso instante»